El estado de emergencia sanitaria en el que nos encontramos invita a reflexionar sobre la relación que tenemos con la naturaleza. Los seres humanos nos sentimos separados y diferentes de eso que llamamos medio-ambiente, cuando resulta que somos parte de él.

La comunidad científica coincide en que la razón de la aparición de las nuevas epidemias es la transmisión de enfermedades de animales a personas. Y a su vez, el origen de estas enfermedades está en los cambios del uso del suelo y la deforestación, la agricultura intensiva, el comercio ilegal de especies y el cambio climático. En resumen, vivimos en una Naturaleza simplificada y empobrecida que no cumple con sus funciones. Y la buena salud del planeta es sin duda la mejor vacuna contra futuras pandemias.

Como indica el investigador del CSIC Fernando Valladares “Una naturaleza compleja, rica en especies y en procesos ecológicos mantiene un alto nivel de funcionalidad y amortigua extremos climáticos, contrarresta la polución y frena el avance de muchas enfermedades.” Por ello, es fundamental revisar nuestra relación con la naturaleza y nuestro actual sistema socio-económico. Vivir de espaldas a la naturaleza es insostenible. Las desigualdades sociales amplifican la degradación ambiental (tan solo 62 personas suman la riqueza que suma la mitad de la Humanidad). La riqueza permite sobre-explotar recursos y destruir ecosistemas. Y a su vez la pobreza extrema promueve el consumo de animales salvajes, depósitos naturales de muchos virus.

Me llamó la atención recientemente una especie de fórmula matemática con la que se calculaba la magnitud de una pandemia = desigualdad social + destrucción ambiental x globalización

El sida, la gripe, el ébola y, ahora, el coronavirus. Cada cierto tiempo, un nuevo brote de una terrible enfermedad pone en jaque a la humanidad. Sus orígenes son diversos pero hay un factor que claramente está aumentando el riesgo de transmisión de este tipo de enfermedades: la pérdida de bosques y biodiversidad.

Los bosques son el hogar de miles de especies animales diferentes, muchas de ellas portadoras de virus, bacterias y otros microorganismos a los que el ser humano no había estado expuesto.

Desde Rutas por Montaña nos solidarizamos con las familias afectadas por el COVID-19, y recordamos que es importante seguir poniendo de relieve estas realidades para prevenir y evitar pandemias en el futuro.

Ahora más que nunca debemos formar a los niños en el respeto al medio ambiente, el cuidado y la conservación de la naturaleza.  Es necesario que los padres y madres podamos transmitir lo importante que es cuidar de nuestro entorno, con muchos de nuestros gestos diarios que tienen que ver con: eficiencia energética, ahorro de agua, movilidad sostenible, reducción de residuos y reciclaje, consumo responsable, conocimiento y protección de la biodiversidad. Así formaremos a las futuras generaciones en la prevención del riesgo y la mitigación de la peor crisis a la que van a enfrentase: la crisis climática.