En el mes de noviembre el otoño alcanza las cotas cromáticas más altas en los castañares de Casillas y Sta. Mª del Tietar, componiendo un puzle de ocres, amarillos y rojos, y cubriendo la tierra de hermosos tapices. Aunque su vecino castañar de El Tiemblo se lleva la fama, nada tienen que envidiarle.
Los colores de sus castaños centenarios contrastan con el verde de los pinares circundantes, especialmente visibles desde bucólicos emplazamientos como la Loma de la Mata.
También tendremos la oportunidad de ver el reflejo del otoño en el Embalse del Pajarero, rodeada de bosques multicolores.
Y ya de regreso, haremos una parada en el Embalse de Los Morales para contemplar el castañar de Las Rozas de Puerto Real.
No te pierdas uno de los destinos más otoñales del centro peninsular, a poco más de 1h de Madrid.
Datos aproximados de la ruta: 10,7km de distancia y 480m de desnivel positivo.
- Ropa de montaña cómoda para caminar
- Chubasquero impermeable (imprescindible aún con previsión de buen tiempo)
- Bastones de trekking
- Botas de senderismo (Imprescindibles)
- Mochila de 30 litros de capacidad
- Cantimplora o botella para el agua de al menos 1,5 litros
- Gorra para el sol
- Gafas de sol
- Crema solar
- Gorro para el frío
- Guantes
- Algo de comida
- Teléfono móvil con la batería cargada






Reseñas de actividades
Actividad para toda la familia, muy recomendable para aquellos amantes del paisaje otoñal y la tranquilidad. Se aprende del entorno en igual dosis que se disfruta. Excelente organización, como siempre, cuidando los detalles y mimando a los participantes. Un 10!
Excursión cien por cien recomendable! El entorno, en la época del año que estamos (finales de otoño), era precioso, con castaños de hasta 500 años! El momentazo del día fue cuando se nos cruzó, corriendo por el camino, un ciervo!! … como cuando miras al cielo y ves una estrella fugaz, igual.
Andrés, el guía, de diez. Una persona que sabe responderte todas las preguntas que te van surgiendo relacionadas con el entorno natural: tipos de árboles y sus hojas; setas que te encuentras por el camino; animales e insectos que aparecen de repente; arquitectura de la zona, como los molinos antiguos que vimos… Además trajo caldo calentito para todos!! Qué bien nos sentó.
En fin, una excursión muy chula, incluso para ir con niños (de hecho fue una niña de 10 años), en la que te quedas con ganas de más, a pesar de las 5 horas de actividad, y por eso ya me he apuntado a la próxima.
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