Tras un inicio seco de la estación invernal, las cordilleras más altas de la geografía española por fin muestran de nuevo la nieve en sus cumbres. A pesar de “sufrir” unas condiciones meteorológicas más severas, los aficionados a la montaña no renunciamos a nuestra pasión en esta época del año. Por ello y para poder disfrutar de la actividad sin padecer del frío, hemos recopilado a continuación varios trucos y buenos hábitos que posiblemente alguna vez hayáis utilizado. Antes de empezar la jornada debemos tomar un buen desayuno, no exento de calorías. Pero ojo, una digestión pesada perjudicaría nuestra circulación sanguínea y nos expondría aún más a los efectos del frío. Si digieres bien los ajos, mejor encurtidos para evitar problemas con el mal aliento, no lo dudes: son ideales para combatir el frío ya que mejoran la elasticidad vascular y la dilatación arterial. Y durante la actividad, es bueno tener a mano alimentos de rápida asimilación. Los dátiles por ejemplo, es el alimento con mayor índice de calorías. Y qué decir de la bebida caliente durante la excursión. En cualquier caso comer y beber con frecuencia evitará que nos deshidratemos y nos mantendrá con energía. Para alcanzar el objetivo de mantener una buena temperatura durante la excursión, debemos abrigarnos pero sin pasarnos para no sudar. Es muy recomendable quitarnos pronto la capa exterior, quedándonos de capa superior con un chaleco que nos permitirá una buena transpiración. Y por supuesto no usar ropa de algodón que se humedece fácilmente. Entre otras prendas, no olvides la manta térmica, tan útil en multitud de circunstancias. Con frío, pondremos la cara plateada contra nuestro cuerpo para reflejar nuestro calor y no perderlo. Las gafas de sol o ventisca suelen empañarse si llevamos una visera. Para evitarlo, se puede echar mano de un spray
Tras un inicio seco de la estación invernal, las cordilleras más altas de la geografía española por fin muestran de nuevo la nieve en sus cumbres. A pesar de “sufrir” unas condiciones meteorológicas más severas, los aficionados a la montaña no renunciamos a nuestra pasión en esta época del año. Por ello y para poder disfrutar de la actividad sin padecer del frío, hemos recopilado a continuación varios trucos y buenos hábitos que posiblemente alguna vez hayáis utilizado.
Antes de empezar la jornada debemos tomar un buen desayuno, no exento de calorías. Pero ojo, una digestión pesada perjudicaría nuestra circulación sanguínea y nos expondría aún más a los efectos del frío. Si digieres bien los ajos, mejor encurtidos para evitar problemas con el mal aliento, no lo dudes: son ideales para combatir el frío ya que mejoran la elasticidad vascular y la dilatación arterial. Y durante la actividad, es bueno tener a mano alimentos de rápida asimilación. Los dátiles por ejemplo, es el alimento con mayor índice de calorías. Y qué decir de la bebida caliente durante la excursión. En cualquier caso comer y beber con frecuencia evitará que nos deshidratemos y nos mantendrá con energía.
Para alcanzar el objetivo de mantener una buena temperatura durante la excursión, debemos abrigarnos pero sin pasarnos para no sudar. Es muy recomendable quitarnos pronto la capa exterior, quedándonos de capa superior con un chaleco que nos permitirá una buena transpiración. Y por supuesto no usar ropa de algodón que se humedece fácilmente.
Entre otras prendas, no olvides la manta térmica, tan útil en multitud de circunstancias. Con frío, pondremos la cara plateada contra nuestro cuerpo para reflejar nuestro calor y no perderlo.
Las gafas de sol o ventisca suelen empañarse si llevamos una visera. Para evitarlo, se puede echar mano de un spray para gafas de buceo o del truco casero de frotarlas por dentro con una patata y aclararlas a continuación.
Una buena organización del interior de la mochila hará que las paradas sean más breves, de agradecer cuando la meteo no acompaña. Para ello, es recomendable guardar la ropa y el material más pequeño en bolsas con auto-cierre. Al ser transparentes, nos será más fácil identificar el contenido y además protegeremos nuestro equipaje de la humedad. Por cierto que el móvil y la cartera conviene, por precaución, meterlos en una de estas bolsas. Para la ropa más voluminosa, sugerimos utilizar fundas de diferentes colores que nos ayudarán a reconocer mejor su contenido. Una medida adicional de impermeabilización de nuestro “equipaje”, es meter una bolsa grande de basura en la mochila cuando está vacía y a continuación toda la ropa. Incluso un trozo de una esterilla vieja rodeando la pared interior de la mochila, aislará aún más nuestros enseres. Además podremos usarlo de asiento en las paradas sin que nuestro trasero se enfríe.
Las pernoctas en una tienda o iglú (muy recomendable la experiencia) las haremos más románticas con una vela que además nos aportará luz y calor.
Y dejamos para nuestro próximo post la protección de manos y pies, nuestras zonas más sensibles.